Tuesday, September 21, 2010

15 La región más transparente, de Carlos Fuentes


Mercado tlatelolco


LA EXISTENCIA DE LO IMAGINADO
Sobre la novela La región más transparente Carlos Fuentes (1)
en la celebración de los ochenta años del autor
y cincuenta de la publicación de la obra

Panel en la Academia Dominicana de la Lengua
16 de diciembre de 2008

Por Manuel Salvador Gautier

A principios de la década de los 60, durante el siglo XX, los escritores Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez se juntaron para escribir un guión cinematográfico sobre un cuento de Juan Rulfo. Después de luchar por horas con adjetivos y comas y diálogos encabritados, decidieron que el trabajo de guionista era muy tedioso, y ahí hicieron un pacto de no desviarse de su intento literario original, el de ser escritores de narrativa (2). En ese momento ya Fuentes había publicado sus novelas La región más transparente (1958) (LRMT) y Las buenas consciencias (1959) y García Márquez, La hojarasca (1955), La mala hora (1961) y El coronel no tiene quién le escriba (1961), entre otras, y germinaban en las mentes de ambos las novelas que los harían famosos universalmente, La muerte de Artemio Cruz (1962), de Fuentes, y Cien años de soledad (1967), de García Márquez. La anécdota simplemente ratifica la coherencia de dos colosos de la narrativa que reconocen su genio y se dedican a evidenciarlo.
La experiencia de Fuentes en narrativa comienza en 1954 cuando publica la obra Los días enmascarados que consta de seis relatos, entre los que se destaca “Chac Mool”, uno de los cuentos más conocidos del autor. Fuentes lo trabaja dentro de la vertiente fantástica, un indicio de su disposición a adoptar las tendencias y las técnicas modernas y postmodernas. Con La región más transparente, Fuentes no sólo las inserta definitivamente en su vocabulario literario sino que las exalta con la presentación de una obra multívoca y delirante.
En la lectura de las primeras páginas de esta novela, se destacan tres aspectos: sus temas, su estilo y su técnica. Un cuarto aspecto se manifestará más adelante: su trama.
La novela comienza con un tour de force literario, el monólogo interior de un personaje que da la pauta sobre lo que vendrá. Ixca Moctezuma, nombres de ancestros aztecas, nos habla con un lenguaje surrealista, atiborrado de símbolos que nos aturden y nos angustian. Son ráfagas de una condición de vasallo que quiere ser señor, de una situación de lucha sorda que no admite lo existente y sueña con lo pretérito en un futuro informe, de una posición de guardián de una raza soberbia ahora sometida. No lo entendemos cabalmente, pero lo presentimos. Fuentes nos conducirá por vericuetos conocidos e inexplorados, donde comprobaremos por qué México es la región más transparente del aire. Qué le vamos a hacer. Aquí nos tocó vivir.
La novela termina con un gran final, una síntesis de todo lo ocurrido, donde se mezcla la historia de México, las tribulaciones de los personajes reales y ficticios, el retrato de un país y una ciudad latente, vibrante, que vive en sus pasados y palpita en su presente, un pasado lejano donde la región fue centro de su mundo chamánico y animista, otro pasado inmediato donde la región fue creación de un mundo ficticio de palacios y vida regalada que fue asaltado por una revolución inconclusa, y un presente donde la región es una simple ficha de un mundo lógico y materialista. Aquí nos tocó vivir. Qué le vamos a hacer. Es la región más transparente del aire. Con estas frases terminan los dos discursos. El paralelismo entre los dos finales es ex profeso. Fuentes quiere recalcar que esa región será la más transparente del aire, pero está cuajada de conformismo, de aceptación del status quo, de implantación de los sistemas de poder que dominan el mundo. Qué se va a hacer. A través de la novela, Fuentes jugará continuamente con estos paralelismos y estas simetrías.

LOS TEMAS
Se entrecruzan dos temas, uno obvio, contundente, la lucha de clases, y el otro subterráneo, sutil, la lucha entre visiones del mundo.
La lucha de clases se siente de entrada. En seguida el lector nota el interés del autor en presentar, en contraposición, personajes de la clase depauperada con personajes de la clase pudiente. De hecho, la novela en sí es un gran políptico de cuadros que se alternan entre una clase social y otra. Aparenta no haber trama (ya hablaremos de eso) sino retratos. Comienza en el tiempo actual de la novela (1951-1954) con el retrato de una pobre prostituta que termina su día y vuelve a su casa; sigue con los de varios personajes estereotipados que representan distintas actitudes de la clase pudiente en una fiesta donde todos se critican y se aburren; retrocede al de un guerrero maderista, en la revolución de 1910, que traiciona a sus compañeros, y así sigue, llevándonos del presente al pasado inmediato, de nuevo al presente, otra vez al pasado, etcétera. La intención del autor no es confundir, sino enriquecer. Con estas contraposiciones, los lectores podemos alcanzar, al mismo tiempo, la aprehensión de mundos que son fundamentales para la comprensión de los postulados de la novela. ¿Y qué mejor colocándolos uno tras otro, bombardeándonos con sus bondades, con sus infamias, hiriéndonos con sus crudezas y sus bellezas para que los tengamos presente en la propuesta final del autor? Aquí nos tocó vivir. Qué le vamos a hacer.
Dentro de la lucha de clases, encontramos en varias ocasiones el tema del proceso de sustitución de los elementos sociales poderosos por los estamentos depauperados, con la cual se crea una nueva burguesía, los nuevos ricos, que serán los burgueses a ser sustituidos en el tiempo. Es un encadenamiento que no tiene respiro. “No puedo pensar que el único resultado concreto de la Revolución Mexicana haya sido la formación de una nueva casta privilegiada, la hegemonía económica de los Estados Unidos y la paralización de toda vida política interna” (LRMT, P. 333), dice Manuel Zamacona, un intelectual que morirá en un confuso pleito popular.
Esta intención del autor de poner en entredicho a la Revolución Mexicana y a sus revolucionarios es permanente y enajenante. La evidencia con la construcción y deconstrucción de sus historias; con críticas acerbas a un patriotismo que, en muchos, fue desconcertante y desorientador y en otros concluyó con traiciones a los líderes y peor aún, a la misma Revolución; con la posición acomodaticia de algunos de los revolucionarios que alcanzaron el poder de ver cumplidos los propósitos de la Revolución con la distorsión capitalista de crear riqueza personal que a su vez crea empleos a miles de trabajadores.
La lucha entre visiones del mundo no es la de los necesitados que hacen exigencias a los poderosos para mejorar sus condiciones. Esta visión es la misma tanto para la clase depauperada como para la clase pudiente. Ambas clases desean la riqueza material del mundo, unos la consiguen, otros no. Es una visión desarrollada por la civilización eurocéntrica, consolidada por la cultura norteamericana, una visión regida por gobiernos acaparadores y prepotentes, donde la religión está en cuestionamiento, cualquiera puede pretender ocupar el puesto de cualquier otro, lo que vale es la riqueza y el poder y el mundo es equívoco e inestable. La lucha entre visones del mundo que nos presenta Fuentes está entre la de estos estamentos materialistas y la de los renovadores animistas, que se afincan en lo que fue México cuando era el centro del universo (el universo conocido por los mexicas), cuando se veneraba a Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra, y a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, creador del hombre y protector de la vida y la fertilidad, y había sacrificios humanos para rendirles tributo, una visión del mundo ordenada por los dioses, regida por una teocracia, donde cada cual tenía su lugar sin alteraciones y el mundo era grandioso y alentador. Este mundo es ahora mítico, no existe, sólo quedan de él sus rastrojos. De ahí que Ixta Moctezuma le pregunte a su madre: “¿Es suficiente que tú y yo lo pensemos, Teódula, y tratemos de vivirlo, para que nuestro mundo exista de verdad?” (LRMT, P. 402). Es notorio que Fuentes nunca menciona a estos dioses por sus nombres, sólo hace referencia a sus mitos, a sus rituales, que son también míticos. La existencia de lo imaginado es más fuerte que la comprobación de la realidad.
Hay un punto que aclarar sobre estas visiones. La novela está llena de furor contra las clases dominantes y de nostalgia por un México que quizás fue, que debió ser y que no es. Se da un continuo maniqueísmo, en el cual los ricos son decadentes y los pobres, decentes. Son alucinaciones que el autor no puede eludir, porque sus sentimientos son más fuertes que su disciplina y, aunque pretenda ser objetivo en la presentación de sus propuestas, estos sentimientos salen a relucir a cada momento. Es así. Fuentes es producto de un momento coyuntural de su país en el que se revisaba todo: su prehistoria, su historia, su pasado y su presente; un momento en que la Revolución Mexicana se potenciaba, relanzada por los ímpetus que traía la rivalidad con los Estados Unidos, la supuesta estabilidad de la Revolución Soviética y los altibajos de la Guerra Fría. Aquí le tocó vivir. Qué le vamos a hacer.

EL ESTILO
Fuentes es un creador de gran aliento. Sus oraciones son compactas, ricas en conceptos, abundantes en imágenes. Cuando analiza, es explícito; cuando describe, detalla. Su barroquismo lo lleva a poner variaciones de lo mismo, una tras otra, hasta saturar al lector. En el ejemplo que pongo a continuación, Fuentes quiere hacer un retrato del hombre común mexicano, con su herencia azteca y su conformación hispana.
“…y tú sin tu nombre, tú que fuiste marcado con el hierro rojo, tú que enterraste el ombligo de tu hijo con las flechas rojas, tú que fuiste el bienamado del espejo nocturno, tú que metiste las uñas en la tierra seca y exprimiste el maguey, tú que lloraste en el altar de los monstruos del crepúsculo, tú que fuiste el juez y el sacerdote…” (LRMT, P. 539), y así sigue.
Un aspecto importantísimo es la belleza de sus imágenes, aún con el uso de palabras comunes. Ejemplo:
“Gabriel Hernández dormía en una bartolina. Sus ojos de aceite, su máscara de obsidiana se quebraron con el puntapié de una bota negra: —Ándele, vístase… Hernández irguió su pequeño cuerpo mongoloide, y por el rabo del ojo distinguió a la escolta apostada fuera de la celda. —¡Al patio! —dio orden el Subalcalde.
“Aire morado, muros grises de Belén. El gran muro acribillado, con sus florones de pólvora. Cepeda, Islas, Casa Eguía, se ofrecían cigarrillos unos a otros, se carcajeaban en complicidad, mientras la escolta, con el general Gabriel Hernández en el centro, avanzaba hacia el paredón” (LRMT, P. 95).
Otro aspecto del estilo del autor es la facilidad con que pasa del surrealismo al realismo, manejándose soberbiamente en ambos. También la inclusión de ensayos cortos sobre un aspecto que le interesa, como la poesía (LRMT, P. 39), la identidad de México y su sociedad (LRMT, P. 82-84), la identidad de Dios (LRMT, P. 308-312), otros.

LA TÉCNICA
Un crítico internacional asegura que “las técnicas empleadas (en esta novela) cambiaron el rumbo de la narrativa mexicana. Por ello muchas veces se la menciona como la primera obra del boom” (3). Lo cierto es que hay un derroche de técnicas, como si el autor se propusiera demostrar que podía realizar una obra de envergadura adoptando, sobre todo, las técnicas usadas por los autores ingleses y norteamericanos e, inclusive, inventando las propias. Hagamos un listado no completo.

1. El monólogo interior (Joyce).
2. Las oraciones continuas sin puntos ni mayúsculas (Joyce).
3. La intercalación de escenas (Faulkner).
4. El diálogo continuo, sin identificación del hablante ni descripciones (Hemingway).
5. El rompimiento de la continuación del párrafo con una observación para luego continuar el párrafo como si ésta no se hubiera hecho.
6. Esta interrupción, a su vez, es una técnica para incluir un elemento relacionado con lo que se trata, pero que no se desea incluir en su descripción sino alienarla. Un recurso surrealista.
7. El cambio de tercera persona a primera persona, poniendo en cursivas una de las dos.
8. El uso de letras de canciones populares de la época seguida de una introspección del sujeto.
9. Un párrafo entre paréntesis para causar el mismo efecto de la interrupción del párrafo en 1.
10. La interrupción de una interiorización con otra, una de las dos en cursivas.
11. La alternancia de discursos largos con descripciones de escenas, para no cansar al lector con el contenido del discurso.
12. El uso continuo de un personaje que hace entrevistas a otros personajes para que cuenten sus historias.
13. El uso de diálogos entre grupo de personas para informar sobre la conclusión de situaciones presentadas.
14. La escritura de una palabra de otra lengua como se pr0nuncia en español.

LA TRAMA
Como mencioné anteriormente, la novela no parece tener trama. Comienza con ese discurso surrealista ya mencionado y pasa a la presentación de una serie de cuadros donde se retratan las situaciones de distintos personajes, ricos y pobres, historias que se entrecruzan impotentes y desvirtuadas. Una, como la quiebra de un rico potentado, cubre varias páginas de la novela. Otra, como la muerte de un niño pobre porque la madre trabajaba y no pudo atenderlo, es de un sólo instante. Sin embargo, hay un común denominador. La mayoría de estos cuadros son contactos o entrevistas que hace Ixca Moctezuma, el guardián de la sacralidad azteca. Ixca comienza y termina la novela; será el personaje principal de esa trama que subyace en todas sus páginas, de la cual el lector se percata cuando ya ha leído más de la mitad. Esa trama está relacionada con la lucha de las visiones del mundo. Ixca Moctezuma y su madre, Teódula, se han trazado un plan para rehabilitar a los dioses con el sacrificio de un ser humano. Ixca se mueve entre los pobres y los ricos con la habilidad de una serpiente, toca sus intimidades, determina el potencial que cada cual tiene para ser la víctima de un sacrificio humano.
En conversación con el intelectual Manuel Zamacona (LRMT, P. 435), Ixca expondrá las bondades del México azteca, donde, según él, surgió la voluntad original del hombre.
“—¿Cuál decisión original? –pregunta Manuel.
“—La del primer México, el México atado a su propio ombligo, el México que realmente encarnaba en el rito, que realmente se creaba en una fe, que…
“—…Que realmente se sometía a un poder despótico, sanguinario y disfrazado por una teología satánica… —interrumpió Manuel la cantinela de Cienfuegos.
“Ixca lo miró con cierto desdén divertido. —¿Y el poder actual? … ¿Es mejor este poder barato, sin grandeza, de mercachifle, a un poder que tenía, por lo menos, la imaginación de aliarse al sol y a las potencias reales, permanentes e invioladas del cosmos? Yo te digo que prefiero morir inmolado a una piedra de sacrificios que bajo la mierda de una triquiñuela de capitalistas y de un chisme de periódico” (LRMT, P. 435-436).
Esta es la base de la lucha entre las visiones. Como la de clases, es una lucha por el poder. No hay trascendencia, no hay espiritualidad. Sólo orden y rito. Ixca buscará su víctima entre los poderosos, los ricos y los intelectuales, que son más prestantes ante los ojos de los dioses, ya que el resto de los humanos son dependientes e inferiores. Trata de sacrificar a un intelectual, pero este lo elude. Finalmente consigue sacrificar a una señora de la clase alta. Sin embargo, el triunfo no es real. El poder que se requiere para lograr la sustitución de una visión antigua por una en plena vigencia no se logra con un simple sacrificio. Esta trama culminará con el discurso final, donde se toca toda la historia de México, sobre todo, sus fracasos, y concluye con la introspección de la prostituta del primer cuadro, la cual recuerda la voz de Ixca “que corre, con el tumulto silencioso de todos los recuerdos, entre el polvo de la ciudad”, y a quien quisiera decirle: Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. Es la región más transparente del aire (LRMT, P. 554).
Se trata de un aforismo. La existencia de lo imaginado, de lo deseado, estará presente en todo momento, pero siempre será eso: imaginación. La realidad es otra.

NOTAS
1 Fuentes, Carlos. La región más transparente. Santillana Ediciones Generales, S. A. de C. V., 2008. México. Primera edición, enero de 2008.
2 Anécdota contada por Gabriel García Márquez en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, 2008.
3. Google La región más transparente. http://www.lecturalia.com/libro/2390/la-region-mas-transparente

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